Cabezo Nemésico

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domingo, 16 de mayo de 2010

Sextina del Plata

Las calles están bordadas de plata
cruzan la noche los reyes de copas.
Con ron y ajenjo estimulan la sangre
por la que corre el ansiedad del hambre.
Eléctrico buril traza una raya,
herida en el rictus adopta forma.

Vamos pues a decirlo de otra forma:
si hay vacíos que se bañan con plata
abismos más hondos se surcan con rayas.
Vamos a apurar entonces las copas,
reír, bailar hasta saciar el hambre,
llorar con nuestras lágrimas de sangre.

Por las venas fluye negra la sangre,
la mirada ya ha adquirido otra forma,
iris difusos de muertos de hambre
donde se estampan siluetas de plata.
Volvamos a alzar en alto las copas
y a trazar a lo recto unas rayas.

Juegos de palabras entre dos rayas
que urden una historia escrita con sangre.
Porque si se han bebido muchas copas,
como no pudiera ser de otra forma,
se oxida el alma igual que la plata.
Nunca entonces se dará muerte al hambre.

La fatiga dolorosa del hambre,
la inseguridad que causa la raya,
el delirio en la cuchara de plata
y el mareo gozoso de la sangre:
vislumbran la luz y alguna otra forma.
Aparece en el fondo el as de copas

A través del cristal de la copa,
en el último hálito del hambre,
amor de mujer el que toma forma.
Por la distancia, corta la raya,
unciendo el deseo uniones de sangre
y ondulados espejismos de plata.

No hay noches sin hambre disuelta en sangre,
ni copas no acompañadas de rayas
su cruzas la puerta del Plataforma.

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