Cabezo Nemésico

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domingo, 16 de mayo de 2010

ORFEO

ORFEO EL CEÑUDO Se dice que todas las mañanas ascendía al monte Pangeo para cantar a Helio, identificado con Apolo, Dionisio, celoso y arrebatado, indujo a las Ménades a que le dieran muerte. Y así sucedió: lo despedazaron y en su saña esparcieron los miembros por doquier. La cabeza, arrojada a las aguas del río Hebro, siguió cantando, y flotaba sobre las breves ondas que la arrastraron al mar. LLegó hasta las costas de Lesbos, donde movidas por la piedad, las musas erigieron una tumba y un oráculo. Ramiro Lucea: Rapsoda Marc Blanes: Melódica Raúl Lucea: Arpa

BCN-MOSCOW

Poema y música sobre un libreto turístico

Rufo. Música sobre poema de Catulo

Sextina al Otto Zutz



SEXTINA AL OTTO ZUTZ


Los luminosos peces
saltan a través de los aros
y sus sombras se mueven con las luces,
que acompañando el vaivén de las notas,
invocan la eucaristía de signos
trazados en el estruendo del ritmo.

Ni se detiene ni se relaja el ritmo
al que danzan alocados peces.
En Otto Zutz se proyectan los signos
absurdos de la diversión, con aros
de colores, con música sin notas,
al intermitente juego de luces.

Un par de tetas enfocan las luces.
Las tetas van que galopan al ritmo,
y en sus pezones se inscriben dos notas ;
dos soles en los que pican los peces.
Los peces van pasando por los aros
asumiendo el designio de sus signos.

Dos turistas pasmados hacen signos
ante el alumbramiento de las luces,
y pendiendo de sus cuellos dos aros
como cadenas, prosiguen el ritmo
de sinuosas tetas y de los peces
que ya llevan años dando la nota.

Debiérase en sextina tomar nota
de aquello que representan los signos.
¡Que ya está bien de besugos y peces !,
que ni de sus cabezas brillan luces
por mucho happening que cree ritmo,
¡que van pasados todos por los aros !

Ya pueden seguir repartiendo aros,
que mi cuerda tañe y afina otra nota,
que no me resigno a seguir el ritmo
de la empresa nocturna de los signos.
Es conocido que nunca las luces
han iluminado cabezas de peces.

Cuando muchos peces pasan los aros
por falta de luces y ausencia de notas,
quedan marcados los signos sin ritmo.

Sextina de Ramiro Lucea
Música de Raúl Lucea

El laberinto. Jorge Luis Borges

El laberinto




Zeus no podría desatar las redes
de piedra que me cercan. He olvidado
los hombres que antes fui; sigo el odiado
camino de monótonas paredes
que es mi destino. Rectas galerías
que se curvan en círculos secretos
al cabo de los años. Parapetos
que ha agrietado la usura de los días.
En el pálido polvo he descifrado
rastros que temo. El aire me ha traído
en las cóncavas tardes un bramido
o el eco de un bramido desolado.
Sé que en la sombra hay Otro, cuya suerte
es fatigar las largas soledades
que tejen y destejen este Hades
y ansiar mi sangre y devorar mi muerte.
Nos buscamos los dos. Ojalá fuera
éste el último día de la espera.

Ostende. Música sobre poema de Guillermo Carnero

La transparencia



La transparencia. Por Juan Ramón Jimenez.

Dios del venir, te siento entre mis manos;
aquí estás enredado conmigo, en lucha hermosa
de amor, lo mismo
que un fuego con su aire.

No eres mi redentor, ni eres mi ejemplo,
ni mi padre, ni mi hijo, ni mi hermano;
eres igual y uno, eres distinto y todo;
eres dios de lo hermoso conseguido,
conciencia mía de lo hermoso.

Yo nada tengo que purgar.
Toda mi impedimenta
no es sino fundación para este hoy
en que, al fin, te deseo;
porque estás ya a mi lado,
en mi eléctrica zona,
como está en el amor el amor lleno.

Tú, esencia, eres conciencia, mi conciencia,
y la de otro, la de todos,
con forma suma de conciencia;
que la esencia es lo sumo,
es la forma suprema conseguible;
y tu esencia está en mí, como mi forma.

Todos mis moldes, llenos
estuvieron de ti; pero tú, ahora,
no tienes molde, estás sin molde; eres la gracia
que no admite sostén,
que no admite corona,
que corona y sostiene siendo ingrave.

Eres la gracia libre,
la gloria del gustar, la eterna simpatía,
el gozo del temblor, la luminaria
del clariver, el fondo del amor,
el horizonte que no quita nada;
la transparencia, dios, la transparencia,
el uno al fin, dios ahora sólito en lo uno mío,
en el mundo que yo por ti y para ti he creado.

El jardí de la reina. Joan Brossa



Éste es el jardín de la Reina.

Ésta es la llave del jardín de la Reina.

Ésta es la cinta que sostiene la llave del jardín de la Reina.

Éste es el pez que ha mordido la cinta que sostiene
la llave del jardín de la Reina.

Éstos son los ojos que brillan como el pez que ha
mordido la cinta que sostiene la llave del jardín de la Reina.

Éstas son las manos que han hecho sombra a los ojos que
brillan como el pez que ha mordido la cinta que
sostiene la llave del jardín de la Reina.

Éste es el cabello que han peinado las manos que han
hecho sombra a los ojos que brillan como el pez que ha
mordido la cinta que sostiene la llave del jardín de la Reina.

Ésta es la fuente que ha mojado el cabello que han
peinado las manos que han hecho sombra a los ojos que
brillan como el pez que ha mordido la cinta que
sostiene la llave del jardín de la Reina.

Éste es el camino que bordea la fuente que ha mojado
el cabello que han peinado las manos que han hecho sombra
a los ojos que brillan como el pez que ha mordido la cinta
que sostiene la llave del jardín de la Reina.

Visio smaragdina. Cirlot

VISIO SMARAGDINA

Maresmer,
Maresmel vad
Valma resdar
Mares delmer

Deser verdal
Vernal damer
Adler es mar
Verden lervad

Maresmer ver
Desmeral dar
Dar
Ver
Verd
Verd smerald.

Vanderbilt Av.

Vanderbilt Avenue. Poema de J.M.Fonollosa

He vivido en un mundo inenarrable.
Dejadme que os explique. Estaba ingrávido,
flotando y acoplado al mismo tiempo
a una forma que no era tal, sino otra
que no lo era tampoco. Era yo mismo.
Era yo solo múltiple, pero único.

No era yo, sin embargo, el yo consciente.
Yo era una sensación que se irradiaba
desde mí hacia algo abstracto, indefinible,
con una concreción confusa y vaga
y volvía de nuevo a mí, envolviéndome.
Mejor así expresado: emoción pura.

Exacto. Yo emoción y sensación.
Yo era gozo y placer y me sentía
ser el gozo y placer desmesurados.
Feliz en este estado, disolviéndome,
llegando a mi hondo núcleo, húmedo, prístino.
Parece incomprensible y es muy claro.

Dejadme que os explique. Fue algo grande
impar, maravilloso, extraordinario.
A ver si lo entendéis de esta manera:
Yo era todo deleite disfrutándome
Fue cuando hice el amor con Nilka mientras
pensaba estar haciéndolo a su hermana.

Tico Malotera

Tico Malotera



Bast, bast, tico malotera,
pasta faila, moruno caramera
moruno caramera.
Falistre caita ollora
e lño canto e iusto de la lamora
Castas castas, non corres famas con fayas frias;
duras e puras, non vemus donas tras las dunas.
Noi ve Johnny qui ella e morta per lambruna
Faila, Faila,
bengatera toi e la fusta,
qui parla euskera non farfulla la catalanera

Tarda A

TARDA A



Que vingui. Més. Més.
Ple de perfum.
Croc. Esquerda al ciment.
Més. Torrent. L´aresta.
Munt de pedres. Es banyen.
Veig el lloc. Més.
Té posat el blau, veig,
la tempesta.

Alè Helena. Mitja pinta moc,
Lluna, el cap, des de lluny. Espera, és festa.
Esp. A l´orella. I ell. Sí, jo.
Fum, foc,
Seducció ondulant, fumant.
Més. Resta.

Or i argent escoltaven ferro i fusta.
Sota, neda, al pont, una noia, blanc, la caballera sura,
fresca, justa.

Al lluny als ulls, muntanya.
Clac. El fang.
Les busques, ell,
en fer la volta trista.
El rellotge. La fam. El vi. La sang.

Mimosa



Qué quieres que te diga exageradamente mimoso
si cuando salgo de casa tu presencia me acompaña;
si cuando doblo la esquina te encuentro de cara
si cuando me miro al espejo me atraviesa tu mirada.

Qué le voy a hacer si no encuentro palabras
lo suficientemente exageradas y mimosas
y solo soy capaz de seguir los primeros
puntos de tus indicaciones:
cepillarme los dientes y tocarte el pelo,
sin acertar a reponderte la tercera
y decirte que tus ojos cuando despiertan
son la línea del horizonte,
que son tempranos frutos de almendro
y que tus pupilas centellean
como las olas del mar rompiendo contra las peñas.

Qué le voy a hacer si cuando paseo por tus brazos
me encuentro con los míos unidos a los tuyos
hasta las manos en un fuerte abrazo.

Cómo decirte mimosa y exageradamente
que tus besos son como el impulsoque por el tallo verde antoja una flor.

Cómo contarte que mi deseo no se acaba y que tu lo prolongas
y que ya palpo por tus manos, miro por tus ojos y río por tu boca.

De la Soledat

DE LA SOLEDAT. Por Joan Margarit



Mentre passejo per un mercadillo,
vaig pensant que, en posar el meu fred als versos,
sóc com els arquòlegs, que busco rescatar
les restes del passat com si fossin trofeus.
Que em proposo salvar, posem per cas,
el dia de tardor que et vaig conèixer,
o la meva primera estructura de ferro,
o l´instant que vam veure morir la nostra filla.
A prop del mercadillo, en un solar,
enmig dels plàstics que arrossega el vent,
hi ha un drapaire que buida la seva camioneta
abarrotada de trofeus gastats:
Copes, safates amb inscripcions,
figures en actituds retòriques.
M´he aturat devant de tanta sordidesa.
L´Home ho va escampant tot al seu voltant.
La vida és feta de metalls innobles
que ja han perdut la seva lluïssor.
Però cap no envelleix
de forma més indigna que els trofeus.

Barcelona to Praga

BARCELONA TO PRAGA

Mientras camino,
pienso en lo rápido que los aviones salvan la distancia
que separa Praga de Barcelona.
Pero más veloz me desplazo yo,
con las manos en los bolsillos,
desde un punto situado a diez milímetros de mi mismo,
lo cual me permite estar en este instante aquí,
contigo.
Te acaricio y en ti me quedo.
Paseo largamente tus brazos y tus piernas,
asciendo hasta tu boca,
doy la vuelta a tu cuello,
desciendo por tu espalda,
cambio de ruta para recorrer tus caderas,
vuelvo a empezar de nuevo;
descanso en tu costado,
miro pasar las nubes sobre tus labios rojos,
digo adiós a los pájaros que cruzan por tu frente,
y si cierras los ojos, cierro también los míos
y me duermo a tu sombra, como si siempre fuera verano,
pensando vagamente
en el mundo inquietante
que se extiende detrás de tu sonrisa.

Variación de Ramiro Lucea sobre poema de Ángel Gonzalez.
Música de Raúl Lucea y Teófilo Salvatierra

Contra Jaime Gil de Biedma



De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!

Poema de Jaime Gil de Biedma

El oro león

Stefano Grondona

Aiguafreda

AGUAFRÍA

El sudor en los pergaminos de la piel
como la resina tibia en la corteza del árbol.
Los nevados inviernos
quemados en las mejillas.
Los pinos cubiertos por la bruma
y el irrespirable sofoco de la madrugada.
El eléctrico y lustroso abdomen de la libélula
atravesando los campos rastrillados.
Los llovedizos escarchados de gotas y lágrimas,
el óxido de los azadones,
los escabuches, hoces, cribas y gradas
entre tejas
y antiguos restos de adoquines
de cenefas desdibujadas.
La vieja rueda de camión, el trigo,
el agua rompiendo contra el río.
El hacha estancada en los tablones,
los destellos del hierro
al impactar con el metal.
La tensión de los campos asurcados.
La silueta del arquero
pisando la tierra humefactada.
La fuerza de la cuerda
imprimiendo el veneno en la herida,
el silencio preciso,
el triunfo en la diana.

Abriremos de par en par las puertas
para dejar atrás la fronda
y profiriendo el animal alarido de la furia,
romperemos las botellas,
desharemos las colchas,
alborotaremos las cacerolas
y batiremos los ventanales
para recordar la noche
más larga de la historia.
Entre el claroscuro de las porchadas
reiremos de ansias acalladas
y nos abrazaremos
hasta tocarnos con los labios,
mirándonos a los ojos,
iluminando el horizonte
para estar nuevamente unidos
en el último sollozo
del firme camino hacia la muerte.



Poema de Ramiro Lucea. Música de Raúl Lucea y Teófilo Salvatierra

Ver andar



Ver andar. Poema de Ramiro Lucea. Armonía y música de Teófilo Salvatierra y Raúl Lucea

Despertarse.
Sentir el cosquilleo de las sábanas en los pies.
Reconocer donde estás.
Un día más, un día menos.
Desayunar por hacer algo,
por tomar café y el rigor del cigarrillo.
Ver pasear, ver andar, ver vivir.
Pagar.
Llenar el tiempo de miradas,
a las plantas, a las losas, a los cimientos,
a los tejados, a los loros.
Pasear y andar como has visto
pasear y andar a otros.
Llenar el tiempo libre, demasiado libre
para tener tanto tiempo.
Demasiado tiempo ahoga,
te asfixia entre la ropa
humedecida de sudor.
No hacemos mas que esperar amor.
Pagar.
Ir, ir de aquí para allá,
por el hecho de ocupar el tiempo
y poder decir haber estado,
pero siempre imaginar
lo que el amor te hubiera dado.
Comer. Pagar, e irse derecho
decidido hacia algún lado
sólo por el hecho de aparentar
tener algo que hacer en algún lado.
Ir, andar, ver, pagar,
siempre deseando amar y,
a la vez, ser amado.

VER ANDAR. CANCIÓN THAI